Por Daniel Nicolás Pinto - Economista y consultor financiero
Luego de una turbulencia cambiaria que se cobró dos presidentes del Banco Central (BCRA) y dos acuerdos con el FMI, Argentina navega con un dólar que permite equilibrar las cuentas externas. Desde un déficit comercial superior a U$S 8.000 millones en 2017 y cercano a U$S 4.000 millones en 2018, se registraron los primeros superávits en enero y febrero de este año. Una suerte similar corrió la cuenta de turismo; registra valores alentadores luego de un 2018 deficitario por U$S 8.000 millones. Además, el Tesoro emite deuda de corto plazo (Lecap y Letes) con éxito, las cuales se suman a los desembolsos del FMI, y representan un excedente de dólares de U$S 9.600 millones.
Sin embargo, los desequilibrios internos y la desconfianza en Argentina golpean de nuevo. En las ruedas transcurridas en marzo, el BCRA contrajo la base monetaria en casi $ 150.000 millones. Con esto, el titular de la entidad Guido Sandleris se encamina a sobrecumplir su propia meta anunciada en febrero, la cual ya resultaba más restrictiva que la exigida por el FMI. En total ha quitado de circulación el 11% del total de dinero en una economía con una inflación mensual cercana al 4%. Desafortunadamente, estas medidas que en cualquier economía del mundo hubieran generado una caída abrupta del dólar, sólo sugieren una estabilidad débil y de corto plazo, a un costo de una recesión pronunciada. El trabajo del equipo económico del BCRA es desafiante.
Una fecha clave para el impuesto a las GananciasExisten diversos frentes de riesgo que pueden activarse, amenazando el éxito de la estrategia monetaria. Una recesión aun latente, una meta fiscal que condiciona los desembolsos del FMI, una inflación mensual cercana a 4%, un stock de Leliq a tasas del 60% y un desenlace electoral aún incierto son algunos de los motivos que preocupan al mercado. El BCRA necesita tiempo, hasta que se inicien las liquidaciones de las cosechas y el Tesoro licite su excedente de dólares. Entre ambos, pueden significar una mejora en la oferta diaria de divisas cercana al 20%. Este ingreso adicional competirá diariamente con compras especulativas de particulares que busquen resguardarse en un año electoral. El BCRA también necesita recuperar la confianza y credibilidad de que no se apartará de un camino de responsabilidad en cuanto a emisión.
La estabilidad cambiaria no está garantizada. Si bien varias estimaciones sugieren excedentes de dólares en 2019, las compras especulativas se caracterizan por ser explosivas. Tanto el BCRA como el Tesoro carecen de herramientas discrecionales para corregir episodios de corto plazo. En decir, no pueden vender dólares ante aumentos significativos dentro de la banda de no intervención, la cual presenta una amplitud del 30%, y un techo en $ 50,50. En este contexto, nos esperan pequeñas turbulencias cambiarias, con una tendencia a regresar al piso de la banda. Por eso, será clave el desempeño de los próximos indicadores de actividad e inflación, y los resultados electorales, con casi una elección por semana hasta las PASO en agosto.